La Naranja ganó el grupo invicto y le sacó 8 puntos a Gutiérrez. Con gol de Marcelo Real lo venció con absoluta autoridad.
Es un equipo real. Aunque para muchos parezca una fantasía dentro de tanta mediocridad futbolística que se ve todos los fines de semana, este Rivadavia camina vivito y a base de triunfos en el interminable Torneo del Interior.
No es ninguna ilusión óptica el “Naranja” del Este, es sólo un equipo muy bien parado con sólidos argumentos y que finalizó el grupo invicto y sacándole ocho puntos de ventaja a su vencido de ayer. Una primera fase formidable.
Al elenco de Gustavo Castro le importó poco que estuviera todo definido y que nadie le pudiera sacar el liderazgo de la zona, jugó el partido como una final y por eso se terminó llevando una victoria “Real” a su casa. Marcelo, uno de los mellizos, terminó resolviendo una gran jugada colectiva que él mismo había iniciado- previo toque delicioso de Núñez- para establecer el único gol del encuentro.
Con esa mínima diferencia le alcanzó para abrochar los tres puntos frente a un Gutiérrez que nunca le encontró la vuelta al juego, y que hizo todo demasiado forzado como para cambiar la historia.
La visita maneja su libreto a la perfección: orden en el fondo, combate y fútbol en el medio y salida rápida para los delanteros. Así construyó un triunfo que no pasó sobresaltos, por méritos propios y por ineficiencia del rival.
Siempre Rivadavia marcó los tiempos del partido, con hombres experimentados en la mitad que manejaron el trámite y supieron cómo controlar el ritmo vertiginoso que buscó imprimir el “Celeste”.
Los dueños de casa fueron un manojo de nervios y eso provocó que los futbolistas más claros estuvieran apagados al momento de generar juego.
Ya un capítulo quedó atrás y ahora ambos empiezan a jugar a todo y nada. Y no hay dudas que a Rivadavia le sobra crédito.
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