Seguramente tanto los jugadores de Murialdo como los de Gutiérrez no habrán podido pegar un ojo en toda la noche. Es que el partido que dejaron escapar se podría calificar como increíble. Fue un tiempo para cada uno. En el primer capítulo hubo un sólo equipo en la cancha y ese fue el Canario. Los de Scivoletto generaron varias situaciones de riesgo pero no quebraron al rival y lo dejaron con vida. La superioridad fue total.
En el complemento cambió la historia. Abaurre leyó muy bien el juego y acertó en los cambios. Otro fue el Celeste y la visita comenzó a dominar las acciones.
Sobre los 25’, creció la figura del árbitro Iván González. Primero, cobró una inexistente falta sobre Riquero. Segundo después, Valenti se adueñó del balón, pidió distancia pero no esperó la orden y tocó rápido; centro de García y gol de Redondo. Locura total. Los del Cele festejando la apertura del marcador. Los del Canario enfurecidos con el árbitro porque nunca dio la orden de juego. Resultado: Scivoletto invadió el campo y se fue expulsado.
Murialdo sintió el golpe y producto de esa desesperación se fue expulsado Torre por insultar. Gutiérrez tenía todo para liquidarlo, pero a 4’ del pitazo final, Derrigo tiró un centro de arrastrón, la pelota picó en una champa, se le elevó a Alves y de cabeza Garralfo selló el empate definitivo.
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